El dulce Krishna tocó Su flauta y encantó a los mundos,
Y esos mundos flotaron en la gravidez de Su música
Y los que escucharon esa música se embelesaron de verdad y de danza
Y esa danza fue el movimiento indómito de los libres
Y esos libres llenaron la tierra de compasión y de cantos
Y esos cantos pasaron de boca en boca por los sabios de los distintos pueblos
Y esos sabios y esos pueblos un día se unirán como hermanos
¡Oh, hermanos! ¡Cuánto anhelo yo ese día!
vuestro sirviente en Krishna, Atulananda das.
Srila Atulananda Acarya sobre el movimiento Indoamérica
http://www.indo-america.org
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